Un octubre más es imprescindible alzar la voz para reivindicar los derechos de las personas trans. Desde Ortzadar LGBT Elkartea gritamos alto y claro, hoy y todos los días, que cada cual debe ser libre para ser y para sentir, para vivir en plenitud su identidad sexual y de género. El camino hacia esa libertad y la no discriminación está siendo muy, muy largo y arduo. Parece mentira, pero hubo que esperar hasta 2019 para que la OMS sacara a la transexualidad de la lista de enfermedades mentales. Y los avances siguen siendo demasiado lentos en demasiados ámbitos: sociales, médicos, administrativos, oficiales…
Los discursos transfóbicos se hacen fuertes y se han convertido en una constante, hasta tal punto que algunas instituciones los han acabado reproduciendo. Y no estamos hablando de algo que sucede en lugares lejanos geográficamente o en los denominados países en desarrollo; también en el considerado primer mundo la ultraderecha amenaza las libertades de todo el colectivo LGBTI+. Existe un movimiento a nivel internacionalantiderechos que se extiende por toda la geografía.
En nuestro entorno más cercano, en Euskadi, ha habido avances. Eso es innegable. Ahí está, como ejemplo reciente, la aprobación en el Parlamento Vasco de la Ley 4/2024, de 15 de febrero, de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de los derechos de las personas trans.
Pero cuidado, porque aquí tampoco nos libramos. Tenemos dos grandes amenazas: por un lado, la ultraderecha encarnada en VOX y, por otro, algunas representantes institucionales TERF que invisibilizan y niegan la identidad trans.
Por otra parte, dentro de un movimiento que es esencial en la lucha por la igualdad y la diversidad, como es el feminista, surgen sectores que reniegan de una realidad como la de las mujeres trans.
Es agotador hacer frente a unos y otros discursos que alientan la discriminación y que nacen del desconocimiento, de la ignorancia o, directamente, del no querer saber, de la intolerancia y del odio.
Panoramas como estos evidencian la necesidad de que las instituciones materialicen políticas tangibles y reales, más allá de las declaraciones de intenciones. Urge, en el ámbito de la Sanidad, por ejemplo, el desarrollo por parte de Osakidetza de centros de salud de referencia en atención primaria y de una unidad especializada con personal preparado para abordar la diversidad y todas sus realidades. Y en el ámbito laboral es necesario establecer medidas en las empresas para fomentar el empleo de personas trans y erradicar toda discriminación.
Y todo ello debe sustentarse en un sistema educativo que lance al mundo a jóvenes que defiendan la diversidad como uno de sus más genuinos principios y valores.
Desde Ortzadar LGBT Elkartea seguiremos trabajando. Por la libertad de ser y sentir.